lunes, 30 de julio de 2007

ENCUENTRO


Las urgencias y las limitaciones de la vida contemporánea nos condenan a movilizarnos dentro de espacios reducidos y marcados por la rutina. Hacemos todos los días el mismo trayecto, caminamos por las mismas calles, nerviosos y apresurados. Quizás por esta causa no había regresado en mucho tiempo a la Plaza de Mayo ,emblemático rincón representativo de los albores de la Nación, dominada por la severa estructura de la Catedral, la Casa Rosada y el Cabildo.

Volví la otra noche y la encontré muy iluminada pero silenciosa, apacible,acogedora. Pocas personas circulaban a su alrededor. En una de las esquinas de la plaza, sentado en un banco solitario, divisé a un hombre.¿Quién podía permanecer a esa hora en actitud, no de descanso, sino de vigilia? Me acerqué lentamente y pronto reconocí al personaje. Se trataba de una aparición casi fantasmal del hacedor de nuestra carta Magna ergo Constitución, Don Juan Bautista Alberdi, y se encontraba, por cierto, en el lugar en que debía estar, teniendo frente a sí al escenario donde se desarrollaron las gestas que dieron inspiración a su intelecto para redactar su obra cumbre. Su voz se apagó hace 123 años, en una fría madrugada de julio , y nunca, como en estos tiempos, parece tan necesaria, indispensable, diría yo, para poder sobrellevar el lastre pesado de los penosos acontecimientos de todos estos años.Sentado a su lado pude escuchar nuevamente su palabra, fresca como entonces, repleta de sentido común, de ingenio chispeante y espíritu satírico, con aquella sencilla sabiduría que se va forjando con la experiencia, con el conocimiento jurídico moldeado entre grandes legistas nutriéndose de las fuentes más populares, en las que encontró su inspiración y su energía.Argentina no ha cambiado, me dijo. En estos 123 años se han sucedido muchos gobiernos, hemos transitado de aventura en aventura; las crisis se han sucedido una a otra, hasta llegar a constituir una crisis perpetua; hemos conseguido algunos éxitos , pero también hemos soportado demasiados fracasos y decepciones.

Tal vez los responsables de tales sucesos sean otros, y algunas novedades que nos llegan de afuera transforman superficialmente nuestras vidas; pero siguen ocurriendo las cosas de siempre: los mismos escándalos, los mismos desatinos, agravados ahora porque la ambición y la soberbia ya no tienen límites, aunque pretendan disimularlos bajo un halo de pudor esgrimiendo de manera falaz las banderas de una transparencia inexistente, y como siempre, los más desamparados continúan siendo las víctimas.
Hoy son, por ejemplo, los jubilados y los desocupados, que buscan también un banco en las plazas y parques, para matar las largas horas de una espera que no tiene respuestas. Mañana serán otros los que deban pagar los errores ajenos.

Cuando observo la falta de respeto a nuestra Constitución mediante actos de violencia irracional por parte de habitantes de esta tierra, que manejan consignas no entendibles y a su paso todo lo destruyen cual hordas salvajes en un derrotero sin rumbo, y sin acción alguna por parte de quienes deben preservar ese orden resquebrajado, pienso en cuanto tiempo ha pasado y cuanto más necesitaremos para aprender a vivir como ciudadanos y ordenarnos como conjunto social.No quiero ahondar en las practicas corruptas del abuso del poder.No nos alcanzara el tiempo.Tal panorama, insistió, solo puede enfrentarse con un arma simple :La Constitución. Debe prevalecer esa dosis de energía vital que nos mantiene aún en las horas más negras y que no debemos permitir que nadie nos arrebate. Esa agudeza intelectual que nos permita encauzar por el camino correcto los reclamos que nacen de las entrañas populares. Pongamos en practica su contenido y comprobaremos que ello despoja a los vanidosos de sus falsas apariencias y a los poderosos de su soberbia; que a unos y otros los reduce a su verdadera estatura, y que a los humildes y sencillos les proporciona la fuerza necesaria para permanecer de pie.Y me repito en silencio: han pasado 123 años............faltaran tantos más para superar esta anomia?

4 comentarios:

Rosario dijo...

Que bueno! Me hiciste acordar a "Annie Hall" de Woody Allen. Cuando se encuentra con McLuhan en la cola del cine... que lindo poder hablar asi con Juan Bautista.

Bue, aunque yo me alegraria mas con encontrarmelo a Bauti en plaza de mayo!

tolenti dijo...

Che Oso: que hacias a la noche por Plaza de Mayo?

Rosario dijo...

jaaaaaaaaaaaaa Tolenti guardabosques!

OLDBEAR dijo...

tolenti:Buscaba travestis.....me dijeron que era el centro del travestismo....politico